Andaba yo escudriñando, hace ya algunos años, por los music blogs que empezaban a proliferar y a ponerse de moda por entonces. Era una forma real y, a la vez, impresionante para conocer una música que, de otra forma, nunca hubiera conocido ya que no se solía presentar en los medios más habituales como tv, radio, prensa, tiendas, etc.
En mi devenir por aquellos mundos, coleccioné una serie de canciones que me parecían interesantes, con el fin de escucharlas, desgranarlas, tranquilamente después todas juntas y con la esperanza de descubrir nuevas cosas. Un buen día, cuando por fin tuve un rato para dedicarles una primera audición, fui escuchando una tras otra, tomando mentales notas sobre este detalle de aquí o este otro de acá. Había cosas muy interesantes, que me invitaban a la búsqueda de nuevas informaciones sobre los artistas, pero…de repente, dos de esas canciones me dejaron sin habla. Las volví a escuchar: se llamaban Sunday Morning y This Herat Is A Stone. Eran pegadizas a rabiar, alegres, directas, sin barroquismos, sin complicados arreglos, sin “nada que entender” para disfrutarlas; eran simplemente fascinantes. Ese tipo de canción pop clásica, aparentemente sencilla, envuelta en una atmósfera de guitarra y piano, marcados bajos, ocasionales arreglos orquestales, coros precisos en un segundo plano, algún xilófono juguetón, percusión inquieta; bases sobre las que planea una delicada, sugerente, fresca y sutil voz femenina.
Comprobé de inmediato que esas dos canciones eran, en efecto, del mismo grupo: unos tal Acid House Kings. Estuve investigando un rato, a ver que información encontraba de ellos por ahí…no me gustaba mucho ese nombre, ni las poses de las portadas de sus discos, ni el diseño o las fotos que hay en su página Web… ¡Malditos prejuicios!, estuve a punto de abandonar y perdérmelos… pero aquellas melodías seguían brillando con luz propia y no se apartaban de mi mente, las escuchaba una y otra vez y no sufrían el consabido desgaste que esto produce. Al contrario, siempre me lograban emocionar y contagiar esa alegría de la melodía perfecta.
De modo que seguí escuchando cosas de estos chicos, escudriñando en su historia y en su música y estoy encantado de haberlo hecho. Empezaba una investigación que, afortunadamente, gracias a Internet podemos hacer hoy, sin esperar a que nadie te los vaya a dar a conocer en ningún medio, donde normalmente exponen como bueno aquellos productos que hay que vender.
A día de hoy aún sigo escuchando esas canciones y, cuando quiero alegrarme la vida o deseo una buena banda sonora ante algún reto que voy a acometer, son mis fieles compañeras. Y no sólo ellas, sino un buen puñado de muchas otras canciones casi perfectas que Acid House Kings despliegan en sus dos últimos discos. Vosotros también podéis escuchar ahora mismo una de estas canciones (Sunday Morning), pues es nuestra invitada en la sección UNA CANCIÓN, situada en la parte superior izquierda de nuestro blog. Sube, dale al play y déjate llevar mientras sigues leyendo.
Y queremos compartir en EL BOSQUE, como es habitual, nuestras mejores experiencias musicales y, entre ellas, no podíamos obviar a Acid House Kings.
¿Quién hay detrás de todo esto?
En primer lugar parece estar el origen: Suecia. Desde luego, el aspecto les delata. Ya son los muchos los artistas geniales que proceden de allí con un pop bonito, alegre, paradójicamente cálido, y con una tremenda inspiración para la melodía.
En segundo lugar, un tal Johan Angergård. (Club 8, The Legends, Poprace)... Dicen por ahí que es uno de los compositores pop clásico más inteligentes desde el punto de vista de las canciones directas y las melodías. Además, me encanta la instrumentación que pone como base, sencilla en apariencia, pero que le da una vida especial. A veces, aunque estés sentado escuchando esta música, descubres con asombro que tu cuerpo está allí, unos pasos más adelante, alegre, despreocupado, moviéndose rítmicamente.
De modo que Johan Angergård es el mismo que está en Club 8, junto a Karolina Komstedt… Ya decía yo, este dúo también me gustaba mucho y tiene varios discos realmente buenos. Sin embargo, es una propuesta algo distinta: más creación de atmósferas, más en busca de lo evocador, más electrónica, algo de niebla, aunque igualmente sutiles e inteligentes melodías. Ver nuestra reseña de su último disco The Boy Who Couldn't Stop Dreaming (2007).
La banda la completan su hermano Niklas Angergård (firma las composiciones junto a Johan), Joakim Ödlund y Julia Lannerheim, que ya colaboró en dos canciones en el disco que AHK editaron en 1997 y se incorporó a la banda en 2001, justo antes de grabar su excelente disco Mondays Are Like Tuesdays And Tuesdays Are like Wednesdays (2002). Un gran acierto y una de sus señas de identidad, dando una gran personalidad al grupo.
En 2005 editan Sing Along With Acid House Kings, con una grabación aún más perfecta y con una pegada igual o superior a su gran anterior disco. A mí me cuesta distinguir cual de los dos es mejor. Son dos verdaderas joyas del pop y dos auténticas apologías a la melodía.
Son canciones perfectamente estructuradas, con una gran base instrumental, donde ellos y ella se alternan en la interpretación de las mismas, dando una gran cohesión de grupo y un gran dinamismo. Las canciones van cayendo una tras otra y, al final, te quedas con apetito. No tienes por más remedio que volverle a dar al play de tu reproductor.
Es una pena que AHK no se prodiguen más, pero más vale así: poco y bueno. Quizá ahí esté también parte del secreto. La buena noticia es que hemos sabido que este 2009 están trabajando en una nueva obra. Así que por ahora seguiremos teniendo alegría, sol y melodía para rato. Ya los vamos necesitando, ya los vamos echando de menos… la vida sigue y queremos nuevas bandas sonoras como estas para que nos ayuden a transitarla….
En mi devenir por aquellos mundos, coleccioné una serie de canciones que me parecían interesantes, con el fin de escucharlas, desgranarlas, tranquilamente después todas juntas y con la esperanza de descubrir nuevas cosas. Un buen día, cuando por fin tuve un rato para dedicarles una primera audición, fui escuchando una tras otra, tomando mentales notas sobre este detalle de aquí o este otro de acá. Había cosas muy interesantes, que me invitaban a la búsqueda de nuevas informaciones sobre los artistas, pero…de repente, dos de esas canciones me dejaron sin habla. Las volví a escuchar: se llamaban Sunday Morning y This Herat Is A Stone. Eran pegadizas a rabiar, alegres, directas, sin barroquismos, sin complicados arreglos, sin “nada que entender” para disfrutarlas; eran simplemente fascinantes. Ese tipo de canción pop clásica, aparentemente sencilla, envuelta en una atmósfera de guitarra y piano, marcados bajos, ocasionales arreglos orquestales, coros precisos en un segundo plano, algún xilófono juguetón, percusión inquieta; bases sobre las que planea una delicada, sugerente, fresca y sutil voz femenina.
Comprobé de inmediato que esas dos canciones eran, en efecto, del mismo grupo: unos tal Acid House Kings. Estuve investigando un rato, a ver que información encontraba de ellos por ahí…no me gustaba mucho ese nombre, ni las poses de las portadas de sus discos, ni el diseño o las fotos que hay en su página Web… ¡Malditos prejuicios!, estuve a punto de abandonar y perdérmelos… pero aquellas melodías seguían brillando con luz propia y no se apartaban de mi mente, las escuchaba una y otra vez y no sufrían el consabido desgaste que esto produce. Al contrario, siempre me lograban emocionar y contagiar esa alegría de la melodía perfecta.
De modo que seguí escuchando cosas de estos chicos, escudriñando en su historia y en su música y estoy encantado de haberlo hecho. Empezaba una investigación que, afortunadamente, gracias a Internet podemos hacer hoy, sin esperar a que nadie te los vaya a dar a conocer en ningún medio, donde normalmente exponen como bueno aquellos productos que hay que vender.
A día de hoy aún sigo escuchando esas canciones y, cuando quiero alegrarme la vida o deseo una buena banda sonora ante algún reto que voy a acometer, son mis fieles compañeras. Y no sólo ellas, sino un buen puñado de muchas otras canciones casi perfectas que Acid House Kings despliegan en sus dos últimos discos. Vosotros también podéis escuchar ahora mismo una de estas canciones (Sunday Morning), pues es nuestra invitada en la sección UNA CANCIÓN, situada en la parte superior izquierda de nuestro blog. Sube, dale al play y déjate llevar mientras sigues leyendo.
Y queremos compartir en EL BOSQUE, como es habitual, nuestras mejores experiencias musicales y, entre ellas, no podíamos obviar a Acid House Kings.
¿Quién hay detrás de todo esto?
En primer lugar parece estar el origen: Suecia. Desde luego, el aspecto les delata. Ya son los muchos los artistas geniales que proceden de allí con un pop bonito, alegre, paradójicamente cálido, y con una tremenda inspiración para la melodía.
En segundo lugar, un tal Johan Angergård. (Club 8, The Legends, Poprace)... Dicen por ahí que es uno de los compositores pop clásico más inteligentes desde el punto de vista de las canciones directas y las melodías. Además, me encanta la instrumentación que pone como base, sencilla en apariencia, pero que le da una vida especial. A veces, aunque estés sentado escuchando esta música, descubres con asombro que tu cuerpo está allí, unos pasos más adelante, alegre, despreocupado, moviéndose rítmicamente.
De modo que Johan Angergård es el mismo que está en Club 8, junto a Karolina Komstedt… Ya decía yo, este dúo también me gustaba mucho y tiene varios discos realmente buenos. Sin embargo, es una propuesta algo distinta: más creación de atmósferas, más en busca de lo evocador, más electrónica, algo de niebla, aunque igualmente sutiles e inteligentes melodías. Ver nuestra reseña de su último disco The Boy Who Couldn't Stop Dreaming (2007).
La banda la completan su hermano Niklas Angergård (firma las composiciones junto a Johan), Joakim Ödlund y Julia Lannerheim, que ya colaboró en dos canciones en el disco que AHK editaron en 1997 y se incorporó a la banda en 2001, justo antes de grabar su excelente disco Mondays Are Like Tuesdays And Tuesdays Are like Wednesdays (2002). Un gran acierto y una de sus señas de identidad, dando una gran personalidad al grupo.
En 2005 editan Sing Along With Acid House Kings, con una grabación aún más perfecta y con una pegada igual o superior a su gran anterior disco. A mí me cuesta distinguir cual de los dos es mejor. Son dos verdaderas joyas del pop y dos auténticas apologías a la melodía.
Son canciones perfectamente estructuradas, con una gran base instrumental, donde ellos y ella se alternan en la interpretación de las mismas, dando una gran cohesión de grupo y un gran dinamismo. Las canciones van cayendo una tras otra y, al final, te quedas con apetito. No tienes por más remedio que volverle a dar al play de tu reproductor.
Es una pena que AHK no se prodiguen más, pero más vale así: poco y bueno. Quizá ahí esté también parte del secreto. La buena noticia es que hemos sabido que este 2009 están trabajando en una nueva obra. Así que por ahora seguiremos teniendo alegría, sol y melodía para rato. Ya los vamos necesitando, ya los vamos echando de menos… la vida sigue y queremos nuevas bandas sonoras como estas para que nos ayuden a transitarla….
http://www.acidhousekings.com/
http://www.myspace.com/acidhousekings