La verdad es que la etapa musical que
se desarrolla entre finales de los 60 y primeros 70 nos parece descomunalmente
creativa y creo que ahora ya, con algo de perspectiva histórica, podemos verla
como una etapa clave en la historia de la música popular, con un antes y un despues. Una eclosión de colores tuvo lugar e incluso el
mismo arco-iris quedó abrumado. Una etapa que dio lugar a tantas y tantas cosas,
que ha creado las bases de mucho de lo que ha venido después y que es como una
supernova, en cuya explosión está la base de la vida.
Pero no queremos ponernos nostálgicos ni queremos decir que la música que se
hacía en esa época sea la mejor. Nada más lejos de nuestra intención, a pesar
de su manifiesta influencia en etapas posteriores. La explosión que se produjo ha
ido evolucionando en distintas ramas, estilos y maneras y hemos disfrutado en
estas décadas de un catálogo muy amplio dentro de la música pop para que cada
uno subjetivamente, como en cada arte, pueda sentirse identificado con lo que
más le transmita, a pesar de que, los medios nos traten de reencaminar en
muchas ocasiones por determinadas sendas.
Sin embargo, en esta reseña queremos rendir culto a esa etapa, y
concretamente a esa rama que antes conocíamos como rock sinfónico y que ahora
vemos etiquetado como Progressive Rock, Jazz-Rock o Symphonic Prog u otras similares. Estúpidas
etiquetas que responden al carácter humano de encasillar y clasificar todo.
Mejor no tenerlas en cuenta porque es simplemente música, inclasificable,
mundos diferentes que nacían.
Allá donde el pop, el folk, el rock, los juegos vocales, los
arreglos, los pasajes instrumentales, las atmósferas, la amalgama de
instrumentos sin pudor, la psicodelia, el virtuosismo, lo barroco, lo lírico y
otros ingredientes se mezclaron e interactuaron para dar lugar al estilo que
queremos presentar y que pergeñaron e interpretaron, cada cual con su forma
personal, las grandes bandas del momento.
Steven Wilson es un músico de nuestros días pero que hace la misma música
que hemos llamado aquí rock sinfónico y que nos remonta a esa época. Tiene una ya larga carrera con su banda llamada Porcupine Tree, ha colaborado en otros proyectos y además
tiene sus propios discos en solitario.
Como hoy día es habitual, podemos encontrar mucha
información en Internet sobre casi lo que queramos. Por ejemplo, os
recomendamos este enlace de la revista Hipersónica.
En este año acaba de editar un disco llamado The Raven That Refused To Sing
(2013), en el que ha colaborado Alan Parsons
(otro grande que hace poco hemos traído por aquí) en la producción.
Pretende ser un álbum de rock progresivo o sinfónico al estilo de finales de
los 60 y comienzos de los 70 con ecos de Pink Floyd,
King Crimson,
ELP, Yes, Camel, Jethro Tull,
los Genesis de
Peter Gabriel… ahí es nada.
No os lo perdáis, escuchadlo con detalle y con amor, incluso os diría que con paciencia a aquellas personas más de canciones cortas, poco amigas de los temas largos y más conceptuales.
Virtuosismo instrumental que hará las delicias de aquellos que aman este
estilo musical y que puede servir de entrada y de gran descubrimiento a quienes
no se hayan prodigado por este tipo de música por las razones que sean.
Esperemos que así sea y que esto os anime a investigar más su obra o, si no
la conocéis, la obra de las bandas de aquella época que aún son mejores y más genuinas. Se abre un nuevo mundo, una nueva perspectiva de la música ante nosotros... Ya nos lo contaréis. :-)
2 comentarios:
La entrada, impresionante. Yo de Porcupine Tree ya había oído hablar. Su batería, Gavin Harrison, milita ahora además con King Crimson como segundo batería de directo (como Chester Thompson era a Genesis). Los temas que has escogido son impresionantes.
Gracias por tu blog, siempre trae cosas interesantes....
Yo no lo conocía pero mola, suena de vicio.
Ahí sentaito en el sillón con un cubatita y la musiquita de Steven Wilson pasas un ratillo bueno, ¿qué no?
Cactusín
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