Hoy traemos más medicina de la que nos gusta aquí en EL BOSQUE, un auténtico pildorazo pop sin complejos, directo y sin disimulos. Desde Dinamarca nos visitan Norhern Portrait.
Trás un par de excelentes EPs publicados en el 2008, The Fallen Aristocracy y Napoleon Sweetheart, ahora editan su primer disco Criminal Art Lovers (2010).
Pop con guitarras de manual, pero muy adictivo y agradable de escuchar para los amantes de este tipo de pop fresco y directo. No siempre es preciso escuchar cosas elaboradas y complicadas que nos hagan pensar o que tengamos que oír varias veces para comenzar a disfrutarlo. En ocasiones, nuestro estado de ánimo nos demanda algo menos sofisticado, más digerible, y sólo espera entretenimiento.
El disco es bueno en general y tiene un tono muy cohesionado y convincente, pero creemos que, en el futuro, Norhern Portrait necesitará algo más de originalidad o un sonido algo más personal, más distintivo, que evite que cuando los escuchemos nos acordemos de sus referencias. Es un pop que podríamos llamar revisionista, aunque no por ello deja de estar inspirado, bien elaborado y sonar excelentemente.
Comenzamos el nuevo año con la honorable visita desde Escocia de todo un genio y figura del pop-rock contemporáneo: Edwyn Collins. Y bajo el brazo nos trae su último disco llamadoLosing Sleep (2010), el primero que edita tras su recuperación del derrame cerebral que sufrió hacia 2005. De hecho, ya su anterior trabajo Home Again (2007) salió después del lamentable suceso, aunque se había grabado prácticamente todo hacia 2004.
Dicen que tuvo que aprender otra vez a moverse, a ver, a escuchar, a recordar… y también a leer y escribir de nuevo; pero lo que nunca perdió fue su brillante forma de entender la música, quizá porque fue un tesoro que pudo esconder a la enfermedad o bien, que por etéreo, ésta no pudo alcanzarlo.
El amor puede con todo. Quizá no pueda mover montañas, pero atraviesa cualquier barrera. Y es que es muy justo decir que su mujer, Grace Maxwell (también su manager desde 1984) ha sido un gran apoyo y es coprotagonista de esta historia. Lo cuenta en un libro esperanzador: Falling & laughing: the restoration of Edwyn Collins.
Losing Sleep es magnífico, brillante. En general, tiene un tono muy animado y vitalista, con también buenos tiempos medios y no carente de su parte más introspectiva que te anuda la garganta. Muy completo, gran variedad de repertorio y diversión asegurada.
Un álbum plagado de colaboraciones de lujo entre las que destacan integrntes de Franz Ferdinand, The Cribs, Magic Numbers, Johnny Marr (The Smiths), Roddy Frame (Aztec Camera) o los más actuales The Drums, con un disco que ha sobresalido en este año pasado.
Losing Sleep desprende una energía contagiosa. El rock directo se junta con el pop efervescente, ramalazos de soul o temas de folk más intimista (el final de disco es exquisito). Y las letras no pueden ser más claras en torno al infierno de sus problemas de salud y al mundo al que se ha enfrentado después.
Reflexiones sobre la vida... reflexiones que surgen en ciertos momentos y que bien nos valdría tener en cuenta sin necesidad de llegar a ellos. Muchas veces, sólo nos bastaría con disfrutar con las cosas sencillas, cercanas, con las cosas de cada día sin esperar a cosas mejores que pudieran llegar (o no) y, en ese in pass, lo que hacemos muchas veces es obviar e infravalorar las cosas que tenemos, las personas que ahora están a nuestro lado.
Un disco muy completo y de lo mejor del año 2.010 que ya nos ha dejado.
Joanna Newsom ya nos dejó un gran recuerdo con Ys, aquel maravilloso y peculiar disco que se marcó allá por 2006. Aquella grácil y enigmática chica de una belleza un tanto especial, aquella chica pegada a su arpa, que desgranaba sus melodías rodeadas de grandes orquestaciones y arreglos a cargo de Van Dyke Parks. Entonces fue cuando la conocimos y nos produjo una sensación que fue de la inicial curiosidad hasta irnos quedando paulatinamente impactados, casi hipnotizados. Recuerdo que el disco causó un gran revuelo en el panorama musical independiente y que era del agrado de gente con muy distintos gustos musicales. Fue uno de los grandes discos de aquel 2006.
Un poco de historia
Joanna Newsom comenzó a tocar el arpa a los 7 años de edad. Estudió música y escritura creativa en el Mills College. También toca el piano y el clavicordio.
Nació en el seno de una familia dedicada al mundo de la música: su madre era pianista y su padre tocaba la guitarra. Joanna comenzó a tocar el piano desde muy niña hasta que se enamoró de los sonidos del arpa, convirtiéndose en su adolescencia en una gran especialista del instrumento. Su curiosidad y ansias de conocimiento musical fueron amplias ya desde su niñez, estudiando sonidos de diferentes lugares del planeta, como la música celta, senegalesa, venezolana o el folk de los Apalaches, esa importante cordillera situada en el este de Norteamérica.
Después de una gira con nada menos que Will Oldham (Bonnie Prince Billy), Joanna firmó rápidamente con el sello Drag City y lanzó su álbum de debut The Milk-Eyed Mender en 2004. Poco después, Newsom hizo una gira junto a Devendra Benhaart y Vetiver. A lo que se ve, siempre ha estado muy bien rodeada de grandes músicos y eso, a buen seguro, algún poso habrá dejado en ella.
¿Cómo es su música?
Pues la verdad es que es difícil de definir y más para alguien que se enfrente a ella por primera vez. Es una especie de folk naif y poético, transcrito inocentemente con su voz aniñada, enriquecido con trazas bluegrass, jazz, sonidos celtas, africanos y otros tradicionales americanos. Delicados y sutiles contrapuntos que flotan sobre el mar de notas que emana de su arpa, sobre armonías de piano o sobre alfombras tejidas en base a arreglos cuerdas.
Los temas suelen ser largos, muy elaborados, y algunos se tornan bastante oscuros. Otros se esconden bajo patrones de melancolía, la cual es expresada a través de los bajos sonidos del arpa. Cascadas de notas, momentos más delicados y bellos, -hechizantes melodías, capaces de atraparte desde el primer segundo- conviven en su obra con otros momentos más animados y, con otros, que son hermosos cuentos de hadas que se vuelven tenebrosos…
Pero… ¿y la voz de Joanna? Podemos contar lo que queramos para tratar de describir su música (y a fé que lo estamos intentando) pero difícilmente hemos escuchado una voz como la suya. Inocente vocecilla, casi infantil, que trasmite lírica y poesía por doquier, como si de un juglar del pop se tratase. Ambiente campesino que evoca hermosas imágenes visuales.
Su nuevo disco
Desde aquel Ys, Joanna ha tardado varios años en obsequiar a nuestros sentidos con un nuevo trabajo, pero por fin está aquí.: Have One On Me (2010) que se descuelga, nada más y nada menos, que con un triple disco, 18 temas en total.
Es posible que la música de Joanna Newsom no entre a la primera, requerirá varias escuchas y es posible que su medicina tenga que ser tomada en pequeñas dosis. Pero no tiréis la toalla a las primeras de cambio. Dadle el tiempo que se merece y estamos seguros de que vais a descubrir poco a poco su maravilloso mundo.
Have One On Me es un disco denso y que requiere dedicación; no se trata de canciones folk comerciales o de baladas facilonas que entran enseguida. Es un trabajo hecho a conciencia, realmente un muy profundo viaje donde una joven proyecta sus emociones en un montón de historias y lugares bastante distantes de lo real. Estamos en unos tiempos donde solemos ir acelerados, sobrepasados, sin paladear muchas situaciones ni aún menos vivirlas intensamente; no nos damos cuenta de las muchas cosas buenas que están ahí y no reparamos en su belleza. Detengámonos a obsequiarle a esta doncella un poco de nuestro tiempo para apreciar su obra. Uno de los mejores discos del año sin duda...
A mediados de los años 90 comenzaban su andadura una de las bandas pop más carismáticas, respetadas y sólidas del panorama actual. Tienen un estilo inconfundible que ha influenciado a muchas otras. Su música ha sido tremendamente valorada por todos aquellos amantes del buen pop, pero también por quienes están en otra onda. En la enciclopedia del pop, se han ganado una página completa y a todo color con todo merecimiento. Si es que hay "jefes" en este mundillo, como les gusta decir a muchos, éstos son uno de ellos.
Los escocesesBelle & Sebastian nos sorprendían en 1996 con aquel par de enormes discos: Tigermilk y If You're Feeling Sinister. Que tremendos discazos, que no deberían faltar en la discografía de ningún aficionado al buen pop de todos los tiempos. Su sola mención nos hace aún temblar: ¡que tremendos! Nos hacían sentir seguros de que nuestro arte favorito no iba a morir, que no iba a pasar de moda y podíamos ratificar que el buen pop no era sólo cosa de los 60 ó 70, sino que se iba a seguir haciendo por mucho tiempo, como así ha sido.
Y, como es normal, la música de Belle & Sebastian fué evolucionando desde que aparecieron por primera vez en la escena: la percusión se fue haciendo más dinámica, las líneas de bajo funky más sólidas y marcadas, las guitarras y los arreglos adquirían nuevos matices… pero nunca han perdido la esencia, la coherencia y el buen gusto; sus canciones perfectamente reconocibles, personales y siempre se nos escapa aquello de “esto suena a Belle & Sebastian…”.
A aquellos mencionados dos tremendos discazos iniciales le siguieron otros y la calidad no disminuía un ápice. A lo largo de su ya dilatada historia nos han dejado tremendas canciones, sutiles, cadenciosas, dulces y generalmente fáciles de escuchar. Yo creo que es un buen momento para darnos una vuelta por toda su discografía que es excelente. Vais a descubrir infinidad de tesoros.
Y en este décimo álbum en estudioWrite About Love (2010) lo bordan de nuevo. El estilo deStuart Murdoch de nuevo inconfundible, demostrando que es uno de los mejores compositores que exsten y siempre dejando huella, siempre dejando auténticas joyas.
Belle & Sebastian siempre fue uno de mis grupos favoritos desde “siempre” y me han acompañado muchos años en numerosas etapas y decisiones de mi vida. Los tengo totalmente interiorizados y la banda se ha llegado a convertir en una gran amiga, de esas que amas y no hace falta saber más ni preguntar por qué… simplemente le amas sin más y quieres que esté contigo.
Han pasado ya cuatro años desde su anterior disco The Life Pursuit (2006) y ya los extrañábamos un montón. En esta entrega se han vuelto a apoyar en Tony Hoffer como productor. Para reemplazar la voz femenina de Isobel Campbell en este disco toma el relevo Sarah Martin, componente de la banda, y dos invitadas especiales: la popular Norah Jones y la actriz Carey Mulligan (An education).
Write About Love es en conjunto un disco alegre y luminoso. Pop de cámara humilde y agridulce, pues tan pronto va perfecto para una tarde de lluvia como para un día soleado en el que tenemos un montón de planes.
No hay grandes sorpresas, pues transita senderos ya conocidos. Once canciones con mucho oficio (algunas son lecciones magistrales) y basadas en su clásica instrumentación: guitarras de sonido limpio, secciones de viento y cuerda, sintetizadores analógicos, coros y voces… Las letras hablan de la rutina de lo cotidiano, de oficinas, de vida urbana. Y por supuesto, del amor, como no podía ser de otra forma con ese título.
Y es que dicen que el amor mueve montañas… Yo hace tiempo que estoy enamorado de Belle & Sebastian, los amo, los tengo dentro de mí y, como quiero ofreceros lo mejor que tengo, me atrevo a compartirlos contigo.
Por fin recibimos la visita de una de las bandas de pop-rock más trascendentales de los últimos tiempos, a pesar de su todavía corta trayectoria. Estamos hablando de los canadienses Arcade Fire.
Su primer disco Funeral (2004) sorprendió a todo el mundo y es uno de los mejores discos de la década sin lugar a dudas. De vez en cuando es necesario un disco así para dar un nuevo salto evolutivo en la trayectoria de la música pop. Funeral fue, más que una bocanada de aire fresco, todo un vendaval de ideas y sonido que dio mucho que hablar. Sólo tenemos que buscar un poquillo por la red o leer las revistas y magazines musicales más populares para darnos cuenta de la unanimidad que existe en torno a este primer trabajo del grupo y, en general, en toda su obra.
Sus trabajos son siempre originales, aguerridos y siempre están impregandos de una fuerza especial. Y, aunque tocan varios estilos y tempos, saben conceptualizar y homogeneizar mucho el contenido musical de sus discos. Saben como utilizar el pegamento mágico y necesario para ello. En sus canciones siempre hay un poco de oscuridad, existencialismo, cierto barroquismo, algunas pinceladas de estridencia... pero siempre sonando muy sobrios, con grandes dosis de lirismo y con la mejor instrumentación y arreglos que se nos puedan ocurrir.
Quizá es pronto para decirlo, pero probablemente Arcade Fire se mencionen en las enciclopedias de la historia de la música pop en las páginas dedicadas al inicio del siglo XXI, pues su estilo es ya un clásico de nuestro siglo e indudablemente crea escuela y es reconocible a las mil leguas. Y seguramente serán una de esas bandas influyentes en los trabajos de posteriores generaciones.
Y desde su segundo trabajo Neon Blible (2007) -también muy aclamado por la crítica-se había generado una gran expectación con el lanzamiento del nuevo disco de Arcade Fire, el tercero de su carrera, lo cual parece no haber sido un obstáculo para que los canadienses hayan firmado otra soberbia obra musical.
Llevan sólo tres discos y seis años con nosotros y parece que lleven mucho más por el alboroto que se forma cada vez que sacan un nuevo disco, como les ocurre a los grupos grandes y míticos que llevan un montón de discos a sus espaldas. Y como les sucede a éstos, tienen sus sectores de admiradores, para los que son dioses, y de detractores, a los que no les parece para tanto la cosa.
No sé si este nuevo disco The Suburbs (2010) supera a sus anteriores trabajos, pero no hay duda de que es un gran disco, a pesar de que, en una primera impresión, puede parecernos algo largo (16 temas).
Es un disco semi-conceptual, que toca muchos palos y que está magistralmente ensamblado. Un disco que mejora con las escuchas, dada su densidad, y con una cosa curiosa: si tratas de hacerte una lista de las mejores canciones, observarás que ésta varía cada vez que vuelves a escuchar el disco. Las canciones que ahora te parecen las mejores, de repente, dejan paso a otra que antes no te había parecido para tanto y, en cambio, ahora está entre tus favoritas.
Esto sólo puede significar que realmente todas las canciones son muy buenas y que, depende del estado de ánimo en que te encuentres o el ambiente bajo el que lo escuchas, pueden ir mejor unas canciones que otras.
Arcade Fire han vuelto, y vamos a oír hablar de ellos, pues no van a dejar indiferente a nadie.
En nuestra sección UNA CANCIÓN (parte superior izquierda del blog) podemos escuchar la canción My Body Is A Cage, la que cierra su segundo disco Neon Bible, en la magnífica versión de Sara Lov.
Y ahora vamos a traer a uno de los platos más fuertes del panorama del pop de las últimas décadas. Llevan con nosotros prácticamente 20 años y ha llegado el momento de rendir culto a tamaña obra de la orfebrería pop aquí en EL BOSQUE, aprovechando que están de actualidad con su nuevo y magnífico disco Band Goes The Knighthood.
Nos visitan The Divine Comedy, proyecto del irlandés Neil Hannon, uno de los grandes genios que ha dado este arte llamado pop en los últimos tiempos. Es sin duda uno de los grupos más originales que existen y esto es lo primero que yo destacaría. No es una música predecible, de manual, con un estilo definido, sin apenas diferencias entre un tema y otro. Muy al contrario, con The Divine Comedy siempre vamos a tener sorpresas, elaboración, nuevas ideas y, sólo por eso, es un placer descubrir cada disco y, dentro de cada uno de ellos, cada canción, cada detalle…
Neil Hannon es un artista completo, que compone tan bien como interpreta su arte. Mucho humor, mucha sensibilidad y una música espectacular en un mismo paquete; clase, elegancia, instrumentación cuidada y grandes armonías vocales. Atemporales viñetas poéticas, dulces ironías, teatralidad, melodías a veces operísticas y ampuloso romanticismo. Buen coctail, música difícil de describir, la verdad es que es mejor oírla…
El arte debe transmitir algo y vaya como lo hacen The Divine Comedy: si estás de bajón, no hay mejor remedio para combatir el mal humor y, si estás alegre por alguna circunstancia o si estás enamorado, melodías y canciones de amor que te logran conmover. No puede negarse que todos sus discos son altamente trabajados, refinados, originales, sobresalientes, distintos.
Normalmente. a casi todos los grupos que llevan ya un cierto tiempo siempre se les respeta más por la línea de sus discos anteriores que por los más actuales, pues se le presupone un desgaste, una repetición o una merma en la capacidad de inspiración. No sucede así con este Bang Goes to Knighthood, su último trabajo, que para nosotros es un auténtico discazo y además personalmente creo que de corte más pop fresco y directo que los anteriores, si bien conserva esa magia y el carisma de siempre.
Hay tanto temas melódicos y románticos como canciones más espontáneas y divertidas, sin dejar de lado esa faceta suya más oscura y misteriosa, en la que casi te ves inmerso en el ambiente de una vieja película de amor en blanco y negro.
Yo los estoy redescubriendo de nuevo y hay cosas buenísimas que no recordaba o no conocía. Hay que tomarse su tiempo, pero os recomendamos hacer una ruta turística por su discografía completa, una vez abierto el apetito con este magnífico Bang Goes to Knighthood.
La trilogía compuesta por sus primeros discos (Liberation, Promenade y Casanova) es absoluntamente insuperable (¡qué barbaridad!). Y que decir del siguiente Fin de Siècle, una obra de arte más para acabar con el siglo y con cualquiera que la escuche... Después hay un corte o intermedio con Regeneration (2001) que es distinto de lo que venían haciendo hasta el momento. Es muy bueno, no lo vamos a negar, pero no es tanto "made in Hannon", es más bien una suerte de mezcla Radiohead-Travis. De modo que Hannon vuelve un poco por sus fueros a partir de su siguiente disco Absolute Friends donde se inicia una segunda etapa que llega hasta nuestros días, con el reseñado Bang Goes to Knighthood.
En cualquier caso, darse una vuelta por la discografía completa de The Divine Comedy es un absoluto lujo y no te cansas nunca de escucharlos. Os lo recomendamos sin lugar a dudas.
Nos visita una verdadera joya, que se ha convertido en uno de mis discos favoritos en este verano y probablemente sea uno de los mejores del año, tenga o no relevancia en los medios. Se trata del John Grant y Queen of Denmark, su primer disco en solitario tras la disolución de The Czars, uno de nuestros tesoros o debilidades aquí en el EL BOSQUE.
Seguimos pensando que la de John Grant es una de las voces masculinas más bonitas y mejor moduladas del pop actual. Y, por si fuera poco, en este disco se hace acompañar en alguno de los temas por una banda llamada Midlake, que hace una especie de pop-folk psicodélico que nos encanta y que ya nos dejó de piedra con aquel discazo llamado The Trials of Van Occupanther (2006).
Así pues, ante nosotros este Queen of Denmark, un disco lleno de colores, matices y paisajes por explorar. No sé si atreverme a tildar de discazo a todo el conjunto, porque hay temas de diverso porte y estilo, de subjetivo logro y convencimiento, pero está muy claro que este disco tiene grandísimas canciones. El comienzo es realmente soberbio, de lo mejor que hemos oído en mucho tiempo. Dudo que volvamos a escuchar otra trilogía con la solidez melódica y compositiva de las tres primeras canciones del álbum, en un prodigioso ascenso emocional.
Es más, cuando escuches esas tres primeras canciones, querrás investigar y escuchar toda la discografía de The Czars que caiga en tus manos. Quién así lo sienta, le recomendamos que empiece por el álbum Goodbye (2006) y la excelente compilación de versiones llamada Sorry I Made You Cry (2006), con la que hasta las rocas se enamoran de los cangrejos que pululan por ellas.
En definitva, un álbum excelente, precioso, lleno de buenas canciones pop -algunas realmente fantásticas- rebosante de maestría y clase y que os recomendamos como un poco de aire fresco en estos calores veraniegos. Un disco perfecto para escuchar al amanecer cuando aclara el nuevo día, cuando todo empieza o, al atardecer, coloreado por los naranjas del ocaso que, no se ven así como un final, sino como una reflexión, una recapitulación que dará paso a un nuevo y gran día, donde viven las nuevas ilusiones.
Hoy no nos apetece pensar, queremos dejar que nuestra mente navegue a su libre albedrío y que, por unas horas, la vida se muestre ante nosotros como le apetezca, como una obra de teatro de la que queremos ser meros espectadores y a la que tan solo nos permitiremos el lujo de ponerle una banda sonora.
No queremos meternos dentro de músicas conceptuales, explorar paisajes intrincados… o bosques frondosos. No nos apetece escudriñar en grandes arreglos ni en detalles sutilmente rebuscados, aquellos que parecen salir más de la tecla del ingeniero que del pentagrama del músico.
Nuestra mente hoy esta cansada y quizá la mejor receta sea pop con las viejas fórmulas: guitarra, bajo, batería y, si acaso, algún flirteo ocasional con algún pequeño toque de cuerda o teclado. Algo sencillo, si, pero no por ello facilón, carente de calidad, o que responda a la clásica radio-fórmula. Ese no es nuestro espíritu, creo que lo hemos demostrado en la ya larga singladura de este blog… ¿qué podríamos escuchar hoy?
Ya lo tengo: The Lodger. Canciones tarareables, soleadas, brillantes; coros maravillosos, elegantes bases de guitarra; temas directos, cortos, sin complejos y sin complicaciones. Vamos a buscar sus discos, a ver donde los teníamos... Bien, aquí están.
Hasta hora han editado tres discos: Grown-ups (2007), Life Is Sweet (2008) y Flashbacks (2010). Aunque los tres siguen la misma línea, recomendamos empezar por el segundo Life Is Sweet que es una pura delicia y seguir por el primero Grown-ups. En nuestra opinión, es algo más flojo Flashbacks, el último que han editado este año.
Que bien construidos están determinados pasajes de estas canciones… necesitábamos algo de frescura en esta resacosa y cálida mañana de julio… Nuestra sensación cambia, ahora estamos mucho mejor, nos sentimos vivos; tenemos toda la vida por delante y, en su largo y curvo camino, nos esperan cosas maravillosas.
Creo que vamos a estar unos días escuchando a The Lodger: lo necesitábamos. Esperamos que a tí te gusten tanto como a nosotros...
The New Pornographers son un grupo canadiense formado en 1997 en Vancouver. Suele ser referida como una superbanda, ya que casi todos sus miembros tienen sus propios proyectos en solitario o con otras bandas, como los excelentes trabajos de Neko Case, de Carl Newman o el excelente grupo de Dan Bejar, llamado Destroyer que, por cierto, fue la primera reseña que inauguraba este blog.
Se dice que el líder de la banda, Carl Newman, seleccionó el nombre de la misma haciendo eco del predicador de televisión Jimmy Swaggart, quien aparentemente dijo que "la música era la nueva pornografía", si bien otra versión indica que en realidad el nombre salió después de ver la película de culto The Pornographers (1966), del director japonés Shohei Imamura.
The New Pornographers han escrito excelentes discos en su ya dilatada carrera, que empezaba con el siglo: ‘Mass Romantic’, ‘Electric Version’ o ‘Twin Cinema’, … todos denotaban un pop poderoso, imparable, musculoso, totalmente directo y fresco. Ese tipo de canciones trepidantes que quieres volver a oír una y otra vez. Su música ha sido frecuentemente clasificada como de estilo power pop pero, en mi opinión, son inclasificables; en sus canciones hay mucho más trabajo del que parece y, además de los arreglos de guitarras, existen texturas más elaboradas y complejas con las voces y con otros instrumentos. De hecho, su sonido crea escuela y son ellos los que deben tomarse como una referencia.
En este nuevo disco, Togheter, dan nuevas muestras de su cohesión, que no está reñida con los trabajos independientes de cada uno de sus miembros. Ni siquiera firman individualmente las canciones que aportan cada uno, si bien puedes adivinarlo dada su marcada personalidad a nada que conozcas un poco sus trabajos en solitario.
A la fiesta se suman, aumentando la familia de nuevos pornógrafos y aportando clase, Annie Clark (St Vincent), que aporta su guitarra a ‘My Shepherd’, Will Sheff (Okkervil River), que canta en ‘Moves’, y Zach Condon y su trompeta en ‘A Bite Out Of My Bed’ y los magníficos Dap-Kings de Sharon Jones que dan un bonito punto soul.
En definitiva, The New Pornographers nos dejan otro pildorazo pop, un disco muy notable, divertido y muy bien construido por esta banda de galácticos del pop que convencen tanto juntos como separados.
Estamos en 2003. Una nueva banda hace su debut. El disco se llama Lesser Matters y, de entrada, ya nos quedamos mirando con curiosidad su llamativa y algo extraña portada.
Podemos leer que los autores se hacen llamar algo así como The Radio Dept. (con un punto al final).
Nos ponemos a escucharlo y, de repente, una cascada de sonidos trepidantes y electrizantes nos abofetea la cara y nos descoloca un poco. Sin embargo, y a pesar del ímpetu desplegado, la música es bonita, intuitiva y se hace querer poco a poco. Se nos empieza a pegar a la piel y sentimos la necesidad de volverla a escuchar.
Poco a poco, su música logra enamorarnos. Descubrimos sus melodías y secretos, escarbando para ello en su externa capa compuesta por algo de ruido, niebla y motas de polvo. Predominan los samples, efectos y ritmos que se adivinan programados; los sintetizadores y teclados atmosféricos están por todas partes, pero también hay una buena base de distorsión de guitarras. Un gran regusto doméstico se deja entrever, a pesar de lo enrarecido del ambiente. En el fondo de ese panorama, entre esa densa niebla, flotan, se adivinan y sobreviven las melodías que al final son las reinas de la noche y fluye de ellas un aire melancólico que hace totalmente respirable esa atmósfera.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que las etiquetas musicales son subjetivas e inventadas, pero nos sirven un poco a modo de referencia. Podemos hablar en este caso de la predominancia de algo llamado sohegazer, pero con dream-pop, shynt-pop, e incluso algo de punk, camuflados.
Después de aquel Lesser Matters, The Radio Dept. continuaron en esa misma o similar línea, haciendo buenos discos, aunque sin la sorpresa inicial: Pet Grief (2006) y ahora Clinging To a Scheme (2010).
Su música sigue siendo un batiburrillo de influencias, entre las que se nos vienen a la mente: Field Mice, Jeus and Mary Chain, Felt, The Cure, Pet Shop Boys, Joy Division, My Bloody Valentine, OMD, New Order, Trembling Blue Stars, Pixies, Slowdive…
Pero esto solo a nivel de cultura general y, como siempre decimos, lo mejor es ponerse manos a lo obra y sacar nuestras propias conclusiones. A lo mejor descubrimos algo que nos encanta y nos llevamos esa sorpresa y esa “bofetada” musical que recibimos nosotros cuando los descubrimos allá por 2003.
Por si las 69 canciones de amor no fueron suficientes, os dejamos hoy con Communication, una bonita canción que Nina Persson interpreta con The Cardigans y que se encargará de rematarnos. Una verdadera joya.
Amor, amistad, en cualquier variante... tomemos unas dosis de esta medicina. Seguro que nos vamos a sentir mejor. No te pierdas, conéctate.
Y os dejamos también con el tema Slow, con el que queremos realizar un pequeño tributo a Nina Persson, una impresionante y carismática artista sueca, que ha escrito unas hermosas páginas en la historia del pop, realmente tremendas y emocionantes, capaces de despertar a un muerto y que todo amante del pop no debería ignorar, trabajando especialmente con The Cardigans o en su proyecto A Camp y también colaborando con otras bandas, como Sparklehorse o Manic Street Preachers.