lunes, 17 de noviembre de 2008

Descubriendo a The Ladybug Transistor

Hace ya algunos años escuchaba el disco The Albermale Sound y descubría así a The Ladybug Transistor, nuestros visitantes de hoy en EL BOSQUE. Recuerdo que, mientras escuchaba la canción Today Knows, lo primero que se me vino a la cabeza fue: “Qué maravilla…¿Cómo he podido vivir yo si conocer esto antes?”. Y hasta la portada del disco me parecía preciosa y en esa línea de arte pop que tanto nos gusta por aquí…

En mi mente se agolpaban las mayores exquisiteces de aquél pop psicodélico de finales de los 60, pero con un sonido más actual y una voz, la de Gary Olson, adictiva, hipnotizante y que brillaba con luz propia por encima de toda aquella hermosa instrumentación. Quizá, junto a John Grant de The Czars (otros que habrán de visitar este espacio), sean mis voces masculinas actuales preferidas.

La historia de The Ladybug Transistor comienza en Brooklyn (Nueva York), a mediados de los noventa. Empiezan con Marlborough Farms (1995), que se tituló como la ya legendaria casa victoriana que es cuartel y estudio de la banda. Fue un proyecto en torno a Gary Olson en colaboración con algunos amigos.

Fichan después por el prestigioso sello Merge Records (Arcade Fire, Magnetic Fields, East River Pipe, Dinosaur Jr.,...), el cual publica su siguiente álbum: Beberley Atonale (1997), un gran disco de aires puramente psicodélicos, muy sólido y con mucha pegada. La cosa marcha, va a más y fue entonces cuando The Ladybug Transistor se convirtieron en una verdadera banda -casi en una pequeña orquesta- con los hermanos Jennifer y Jeff Baron, Sasha Bell, San Fadyl y Julia Rydholm, eran ya un sexteto y lo mejor estaba por llegar. Nos dejan entonces joyas como el mencionado The Albermale Sound (1999), Argyle Heir (2001) y el homónimo The Ladybug Transistor (2003), discos en los que fueron desarrollando y consolidando su particular estilo. Varios de los músicos integrantes de la banda se alternaban en las tareas de composición e interpretación. Cada vez sonaban mejor…

El pop con originales raíces psicodélicas, más oscuro, y con más “toques guitarreros” de sus comienzos, se iba aclarando y evolucionaba hacia sonidos cada vez más preciosistas, con gusto por lo instrumental, con ligeros arreglos jazzies, con coros, teclados, vientos y cuerdas. Atmósferas instrumentales sobre las que flota la voz de Gary Olson con aplomo, mientras un manto de guitarras hace el resto.

Crecidos los componentes de la banda, varios de ellos trabajan a la vez en proyectos paralelos: The Essex Green (que tienen tres preciosos discos de pop-folk), The Sixth Great Lake (de corte más country-folk de raíces) e incluso Sasha Bell hacía su propio proyecto personal bajo el nombre de Finishing School. Quizá por todo ello, en su penúltimo disco The Laduybug Trasnistor (2003) se denota un sonido algo diferente, más directo y homogéneo, una vuelta a la las guitarras sin descuidar los arreglos instrumentales; se perfila, en fin, una nueva etapa más claramente bajo la batuta de Gary Olson.
En 2007, precedido del magnífico EP Here Comes The Rain, llega el que hasta ahora es el último disco de la banda, Can't Wait Another Day, que viene a afianzar aún más el sonido del anterior disco y en él The Ladybug Transistor avanza unos pasos más allá en la búsqueda del pop perfecto.

Vídeo: Always On The Telephone


2 comentarios:

Javier M dijo...

Así sin entender demasiado de este tipo de música, tienen un sonido muy caracteristico, (por lo menos este video que has puesto) como de diez o quince años atrás.

Maurus dijo...

En este último disco hacen un pop más fresco y moderno. En el primer disco suenan más guitarreros, con aire más psicodélico y más añejo. En lños discos centrales de su carrera (para mí, los mejores) suenen más a ese pop naif y psicodélico de finales de los 60, principios de los 70.

Todo ello, con el sonido y las innovaciones de la música actual.

Muy probablemente, los veamos en directo en la Moby Dick este jueves...

Saludos,

-Maurus